Un estudio en el que han participado investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) y el Institut de Ciències del Mar de Barcelona (ICM-CSIC) ha revelado que las proliferaciones de medusas (junto a la pesca y a factores ambientales) están contribuyendo a la reducción de la abundancia de la sardina y la anchoa en el Mediterráneo occidental.
En la última década en el Mediterráneo occidental se ha observado una importante disminución de la biomasa, la abundancia y las capturas de sardina (Sardina pilchardus), además de fuertes fluctuaciones en las poblaciones de anchoa (Engraulis encrasicolus).
Son varias las hipótesis que se han propuesto hasta ahora para explicar estos cambios, principalmente relacionadas con la pesca y la variabilidad climática y ambiental. La aparición, cada vez más frecuente, de blooms (floraciones) de medusas también se ha utilizado para explicar las fluctuaciones de sardinas y anchoas
MEDUSA DEL MEDITERRANEO( PELAGIA NOCTILUCA )
Algunas especies de medusas se alimentan de huevos y larvas de peces. Además, durante episodios de blooms consumen grandes cantidades de zooplancton, lo que supone una competencia por el alimento con las sardinas y anchoas.
Este nuevo trabajo, que publica la revista Estuarine Coastal and Shelf Science, analiza mediante modelos estadísticos una serie de datos de más de 10 años de abundancia de sardina y anchoa junto a información sobre los desembarques en puerto, diferentes índices climáticos e información sobre la aparición de blooms de medusas.
Los resultados muestran que la aparición de grandes floraciones de medusas, en combinación con otros factores ambientales, tiene efectos negativos tanto para la sardina como para la anchoa que son importantes para predecir la abundancia de los pequeños pelágicos en la zona de estudio.
“En este escenario, en el que se observan un cúmulo de impactos humanos y ambientales en el ecosistema, es necesario gestionar los recursos con especial precaución para garantizar las especies.
Otro factor principal de la disminucion de las de la sardina y anchoas son el aumento de microplasticos en el agua.
Una investigación conjunta entre el Instituto Español de Oceanografía (IEO), del Instituto de Ciències del Mar (ICM-CSIC) y del Institut Français de Recherche pour l’Exploitation de la Mer (IFREMER), ha permitido detectar que el 58% de las sardinas del Mediterráneo Occidental ha ingerido microplásticos, mientras que en el caso de las anchoas este porcentaje es de un 60 %. Según los investigadores, entre los factores que influyen en esta incidencia está la prevalencia de parásitos como larvas, trematodos y nematodos en el tracto intestinal. Es decir, los individuos con mayor contenido de microplásticos en su sistema digestivo también tienen más parásitos. Tal y como señala Maria Grazia Pennino, primera autora del artículo, “este es uno de los primeros estudios que encuentra este tipo de relación entre la incidencia de microplásticos y parásitos”.
En concreto, los resultados muestran que en el caso de las sardinas los individuos con una peor condición corporal tienen una probabilidad más alta de ingestión de microplásticos. En el caso de la anchoa, en cambio, la probabilidad de incidencia aumenta en los individuos con un índice gonadosomático -peso de la gónada como porcentaje del peso total del cuerpo que se utiliza para medir la madurez sexual de los individuos- más alto y de menor tamaño. En los individuos de ambas especies una peor condición corporal implica una mayor incidencia tanto de parásitos como de mircroplásticos.
Marta Coll, investigadora del ICM- CSIC, apunta que los resultados plantean nuevas preguntas. La principal, es que los investigadores desconocen el mecanismo concreto por el cual los peces pelágicos pequeños con mayor incidencia de microplásticos también presentan mayor cantidad de parásitos intestinales.