En las zonas de playa de todo el litoral,por estas fechas,ocurre lo contrario a un pueblo en fiestas,pues en los pueblos la fiesta empieza cuando se llena de gente,y para la pesca, cuando termina el verano y se marcha toda ella.
Las playas vuelven a su tranquilidad absoluta,al descanso de las aglomeraciones,las aguas duermen del bullicio de tantas embarcaciones que durante estos meses,han zurcado en un ir y venir sin descanso.
Este fin de semana hemos salido sin otro afán que tomar el baño y aprovechar de los días que nos quedan para ello,pero mientras tanto decidimos calar unas cañas y probar con la pesca del cabracho,a pesar de la fuerte corriente que dificultaba esta pesca,tuvimos suerte y pudimos embarcar los ejemplares.